El sesgo por asociación pavloviana, según Charlie Munger, es cuando tomamos decisiones basadas en asociaciones pasadas, aunque no tengan sentido lógico.
Se llama así por el experimento de Pavlov, donde un perro salivaba al oír una campana porque la asociaba con comida. Munger dice que este mismo reflejo ocurre en nosotros, pero con marcas, precios o símbolos, y muchas veces ni nos damos cuenta.