Como resetearte en 3 días

¿Vivís cansado, estresado y con la cabeza hecha un lío? Capaz no necesitás más café ni suplementos, sino algo más simple: desenchufarte del mundo moderno por tres días. Así, como suena. Ni pantallas, ni ruidos, ni horarios artificiales. Solo vos, el sol y un poco de tierra bajo los pies.

¿Qué es este “reset” de tres días?

Es un método que propone volver a lo básico. Te alejás de la ciudad, vivís al ritmo de la naturaleza y le das un respiro a tu cuerpo y tu cerebro. No hay magia ni gurús. Hay sol, silencio y comida real. El foco está en restablecer los niveles de dopamina —esa sustancia que te da ganas, energía y buen humor— bajando los estímulos artificiales y reconectando con lo real.

¿Cómo se hace?

  1. Buscá un lugar tranquilo, sin ruido de autos ni luces fuertes. Puede ser una cabaña, un camping o el campo de un amigo.
  2. Llevá lo justo y necesario: ropa cómoda, abrigo, algo para cocinar, mantas, linterna o velas, libros, un cuaderno y comida simple.
  3. Apagá todo. Nada de celular, tele, compu ni internet. Ni un scroll.
  4. Comé simple. Carne, pescado en lata, verduras frescas. Nada procesado.
  5. Estás afuera todo el día. Caminá, sentate al sol, meté las manos en la tierra, andá descalzo si podés.
  6. Dormí cuando cae el sol. De noche, leé o escribí. Nada de pantallas.
  7. Hacelo tres días seguidos. Sin excusas.

¿Por qué funciona?

Tu cuerpo entiende el lenguaje del sol, no el de los notificaciones. La luz solar ordena tu reloj biológico, te da energía y mejora el sueño. Al mismo tiempo, el silencio y la falta de estímulos digitales bajan el ruido mental. Pensás más claro. Dormís mejor. Te sentís más liviano.

Caminar descalzo, respirar aire puro y mirar el cielo no es poesía barata: es química real. Y cuando bajás el volumen del mundo, tu cabeza se acomoda sola.

¿Y después?

Después vas a ver tu vida con otros ojos. Vas a notar cuántas cosas te agotan sin que te des cuenta. Y capaz —solo capaz— empieces a elegir más seguido el aire libre en vez del scroll infinito.

No necesitás una vida nueva. Solo tres días sin pantallas para empezar a acordarte quién sos. ¿Te animás?

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