El sesgo por asociación pavloviana, según Charlie Munger, es cuando tomamos decisiones basadas en asociaciones pasadas, aunque no tengan sentido lógico.

Se llama así por el experimento de Pavlov, donde un perro salivaba al oír una campana porque la asociaba con comida. Munger dice que este mismo reflejo ocurre en nosotros, pero con marcas, precios o símbolos, y muchas veces ni nos damos cuenta.


Ejemplos que da Munger:

  • Publicidad de Coca-Cola: asocia su marca con cosas positivas como los Juegos Olímpicos, héroes o música feliz. Evita todo lo negativo.
  • Precio y valor: en productos complejos, si algo cuesta más, la gente cree que es mejor. Aunque no lo sea.

Este sesgo actúa en el subconsciente, por eso es tan peligroso. Nos hace actuar sin pensar. Y es solo una de las 24 trampas mentales que Munger identificó.

Entender esto nos ayuda a pensar mejor y no caer en decisiones tontas solo porque algo “nos suena bien”.