¿Querés entender qué hay detrás de los conflictos que ves en las noticias? Este texto analiza cómo la guerra muchas veces es un show armado por poderes globales. Vas a descubrir quiénes manejan el relato, qué intereses esconden y cómo identificar cuando la pelea no es lo que parece.
Lo siguiente proviene de un stream llamado EMERGENCY MEETING EPISODE 112 - WW3, donde el relator de lo que se habla a continuación es un personaje de internet llamado Andrew Tate. Un personaje polémico que dispara continuamente verdades incómodas que no verías en ningún medio mainstream.
1. Introducción: ¿Qué está pasando y por qué pensar distinto?
“Vos simplemente aceptás lo que te dicen, o lo negás al instante. Pero no pensás en el escenario. Así que vamos a pensar en estas cosas:
¿Y si es verdad?
¿Y si es mentira?
¿Qué significa, en cualquiera de los dos casos?
Y sobre todo…
¿Cómo me afecta y cómo puedo ganar?”
Eso es lo único que te tiene que importar. Porque la mayoría de ustedes, desde casa, están viendo todo esto —bombas, guerras, misiles, presidentes hablando— y no entienden que todo lo que pasa en la geopolítica tiene un objetivo: que alguien gane. Los que gobiernan quieren ganar. Todos quieren ganar.
Y nosotros, que no tenemos acceso a toda la información, estamos operando a ciegas. Pero incluso en la oscuridad, podemos aplicar Aikido mental. Sentir el entorno, buscar pistas, entender qué hay detrás de lo que nos muestran. Porque lo que sospecho es que nada es lo que parece.
Y sí, tal vez me equivoque. Pero también puede que tenga razón.
2. ¿Por qué los países van a la guerra? El poder de la influencia
“Cuando preguntás por qué un país va a la guerra, la gente dice cualquier cosa: que los judíos, que los hombres con poder, que los bancos…
Pero la verdad, la raíz de todo, es una sola: la guerra es por influencia.”
Todo conflicto —militar, político, mediático o personal— gira alrededor de ganar o perder influencia. Incluso cuando a vos te cancelan en redes, no te están cancelando por lo que dijiste, te están atacando para que pierdas influencia. Porque en este mundo, tener influencia es tener poder.
Y esa influencia no es solo externa, entre países. Muchas veces, el objetivo central de una guerra es fortalecer el control interno. Ganar influencia sobre tu propia población, no sobre el enemigo.
Hay gobiernos que arman guerras solo para unificar a su gente. No buscan conquistar nada afuera. Solo quieren que su población se alinee, se calle, se ponga la camiseta. Guerra como distracción. Guerra como herramienta de control.
Entonces, si entendés eso, tenés que mirar cualquier conflicto con una pregunta en la cabeza:
¿Quién está ganando influencia con esto?
Y acordate: en las guerras reales, alguien siempre pierde. Pero en las guerras teatrales, todos los líderes pueden salir ganando. Todos pueden mostrar “fuerza”, todos pueden decirle a su gente que son “los buenos”, que “los atacaron”, que “resistieron”. Y si para lograr eso tienen que sacrificar un par de edificios o unos cuantos civiles, no les importa.
“¿Cuántos murieron? ¿Tres sobre 100 millones? Perfecto. Es estadística.
Vos no sos una persona para ellos. Sos un número en una planilla.
Lo mismo que hace un gran maestro de ajedrez cuando sacrifica un peón para mejorar su posición. Si mejora el tablero, el sacrificio se justifica.”
Y así piensan los gobiernos.
3. El modelo mental: influencia externa vs. control interno
“Vamos a usar un modelo de pensamiento muy simple para descifrar esto. Aunque estemos a oscuras, aunque no veamos nada, todavía podemos palpar, sentir, buscar pistas. Porque aunque no sepamos exactamente qué está pasando, sí podemos entender cómo funciona el juego.”
Y el juego es así:
Cada gobierno quiere ganar influencia.
Pero la mayoría no la necesita afuera, la necesita adentro. En su país. En su población.
Mirá bien lo que está pasando ahora. Hay misiles volando entre Israel e Irán. Hay ruido en Medio Oriente. Hay tensión en los medios. Y vos te preguntás:
¿Esto es real? ¿O es parte de un teatro armado para que todos salgan ganando hacia dentro de sus países?
Porque si lo ves desde ese modelo mental, tiene sentido.
Cada actor principal —EE.UU., Israel e Irán— parece estar usando el conflicto para reforzar su poder doméstico.
No están ganando territorios. No están derribando gobiernos enemigos. No están haciendo avances militares concretos.
“¿Qué están haciendo entonces? Están ganando narrativa. Están ganando control.
Y con eso les alcanza.”
El modelo mental es este:
- Influencia externa: lo que aparentás hacia afuera. Cómo te ve el mundo.
- Control interno: lo que realmente querés. Que tu gente te crea. Que no proteste. Que tenga miedo. Que te necesite.
Y si para lograr eso tenés que simular que estás en guerra, lo hacés. Si hay que sacrificar unos edificios, se sacrifican. Si hay que lanzar unos misiles, se lanzan. Total, con un poco de show, la gente vuelve a cerrar filas atrás del líder.
“Es como una coreografía.
Se ponen de acuerdo: ‘Yo lanzo esto, vos respondés con esto, nadie muere, pero todos quedamos como campeones ante nuestra gente’.
Y listo. Cada uno vuelve a su país con más poder del que tenía antes.”
Así funciona este juego.
4. Los tres actores principales: EE.UU., Israel e Irán
“Primero, vamos a nombrar a los tres gobiernos metidos en este quilombo. Los tres que importan.
Estados Unidos.
Israel.
Irán.
Anotá eso, porque es fundamental para entender todo lo que viene.”
A partir de acá, la lógica es simple:
Vamos a analizar si alguno de estos tres perdió influencia con lo que pasó.
Y más importante: ¿Ganaron o perdieron poder sobre su propia gente?
Porque esa es la pregunta clave. En estas guerras modernas, el objetivo no es arrasar al enemigo. El objetivo es quedar bien parado frente a tu población. Mostrarte fuerte. Ganarte la narrativa. Tapar problemas internos. Justificar medidas de control. Gobernar más tranquilo.
“Así que, uno por uno, vamos a ver qué perdieron o qué ganaron.
Porque si ninguno pierde nada —y todos ganan control interno—, entonces lo más probable es que esto sea un show armado.”
Y ahí es donde se empieza a armar la teoría central:
No es una guerra real. Es un teatro.
Una puesta en escena donde cada país hace su parte, tira sus misiles, muestra su discurso, y al final todos ganan algo que realmente les importa: más poder local.
5. Análisis país por país
5.1 Estados Unidos y el mito de “America First”
“Trump dijo ‘America First’.
Pero cuando dicen eso, no están hablando de vos, brokie.
No están hablando del chabón pobre, del tipo común.
Están hablando de su oligarquía. De los ricos.”
Cuando un gobierno dice que va a priorizar el país, no está pensando en el laburante que apenas llega a fin de mes. Está pensando en mantener felices a los que tienen poder, plata y contactos. Porque si esos se enojan, pueden armar un quilombo: exilio de capitales, pérdida de inversión, intentos de golpe blando. Entonces, los ricos tienen que estar contentos.
¿Perdió Trump apoyo con el bombardeo a Irán?
Para nada.
No murió ningún yankee. No hubo caras en la tele. No hubo víctimas con nombre. El americano promedio ni se enteró.
Y si se enteró, se sintió más patriota.
“Trump puede decir: los precios están altos por Irán. La bolsa bajó por Irán. El quilombo lo tiene el enemigo, no nosotros.
Así se sacude culpas, desvia la atención y refuerza su imagen.”
Además, eso le da al gobierno lo que más quiere: control interno.
En tiempos de guerra (o de pseudo guerra), puede justificar cualquier cosa:
- Censura
- Vigilancia
- Subas de precios
- Mano dura
Y nadie se queja. Porque están “en guerra”.
5.2 El papel del oligopolio: cómo se gobierna de verdad
“Vos tenés que tener contentos a tus ricos. Porque los pobres van a estar siempre enojados, siempre quejándose. Pero no tienen poder. Los ricos sí.”
El entrevistado explica que todos los gobiernos funcionales son, en esencia, estructuras que sirven a su oligarquía.
Porque la oligarquía tiene dos armas:
- Se puede ir del país con su guita, su inteligencia y su influencia.
- Te puede voltear desde adentro.
Entonces, mantenerlos felices es prioridad número uno.
Y eso aplica para EE.UU., pero también para cualquier país que quiera tener control real.
5.3 Venezuela, China, Rusia: cómo se disciplina a los ricos
Acá mete un ejemplo clave:
- Venezuela no puede hacer lo que quiere porque su oligarquía tiene dólares, propiedades afuera, contactos internacionales. Si EE.UU. quiere presionar, les congela los activos y los hace cambiar al gobierno desde adentro.
- China y Rusia, en cambio, tienen otras herramientas:
- En China: miedo, control total.
- En Rusia: “si traicionás al Estado, te tiramos por la ventana”.
(Sí, lo dice literal.)
“Un país soberano controla a su élite. Si no podés controlar a tus ricos, no sos soberano.
Por eso Venezuela nunca va a salir del dominio de EE.UU.”
5.4 Trump, petróleo y manipulación del relato
Otra parte clave:
la guerra es excusa perfecta para mover los precios del petróleo, beneficiar a los ricos y culpar a un enemigo externo.
“¿Se enojaron los ricos yankees porque bombardeó Irán?
Para nada.
Están ganando guita con el petróleo.
Están vendiendo armas.
Están invirtiendo en defensa.
Todos ganan. Menos vos.”
Y remata con algo claro:
“La guerra no es para vos. Es para que ellos ganen.
Vos sos espectador, no jugador.”
6. Israel: cortina de humo para Gaza
“¿Israel perdió algo con este quilombo con Irán?
Nada. Cero.
Al contrario: salió ganando.”
Segúnel relator, lo que está pasando entre Israel e Irán sirve como distracción perfecta. Una guerra nueva, con misiles, sirenas, alarmas, fuego en el cielo… ¿y qué pasa? Nadie habla de Gaza.
“La imagen de Israel estaba completamente hecha mierda por lo que pasó en Gaza.
Los videos, las muertes, los crímenes... eso no tenía defensa posible.
Entonces necesitaban cambiar el foco.
Y qué mejor que un enemigo externo.
Irán.”
¿Qué perdió Israel en este conflicto?
- Tres o cuatro edificios en Tel Aviv.
- Algunos videos de explosiones.
- Ruido en el cielo.
“¿Vos pensás que el gobierno de Israel da un carajo por unos edificios?
Seamos serios. Esto es un Estado. Ellos piensan en términos de poder, de control, de narrativa.”
Y en esa narrativa, una guerra externa les sirve para todo:
- Apagar protestas internas.
- Posponer causas judiciales (como las de Netanyahu).
- Reforzar la idea de que “siempre están bajo ataque”.
- Justificar acciones más violentas en Gaza.
“Cuanto más los ataquen, más pueden caminar por el mundo diciendo ‘somos víctimas’.
‘Nos están atacando’.
Y entonces hacen lo que quieren con los palestinos.”
Además, pone en duda el real impacto de los misiles que Irán lanzó sobre Israel:
“¿Viste los videos? 50 misiles en el cielo. Tecnología militar de punta. ¿Y cuántos muertos? ¿Cuántos edificios arrasados?
Tel Aviv sigue igual.
No hay caos, no hay desastre.
¿Eso es una guerra real?
No. Eso es teatro.”
7. Irán: enemigos externos para unir lo interno
“¿Y qué pasa con Irán?
Fácil: están más unidos que nunca.
Están todos gritando ‘¡Muerte a América!’, pegados al gobierno, dispuestos a aguantar lo que venga.
Misión cumplida.”
La idea central es esta:
Cuando un país está fracturado por dentro, lo mejor que puede pasarle al gobierno es tener un enemigo externo.
Un enemigo que amenace, que ataque, que te obligue a cerrar filas.
“Eso lo hace Corea del Norte todo el tiempo.
‘Nos quieren invadir’. ‘Están por atacarnos’.
Y todos se alinean atrás del líder. Aunque no tengan para comer.”
Irán, que tiene múltiples grupos étnicos, tensiones sociales, crisis económicas, etc., necesita unificarse, y para eso:
- Nada mejor que EE.UU. lanzando misiles.
- Nada mejor que Israel tirando amenazas.
- Nada mejor que el miedo externo.
“Cuando hay alguien afuera que te quiere matar, te abrazás con cualquiera adentro.
Ya no importa si es negro, amarillo o lo que sea.
Estás en el búnker con él. Es tu hermano.
Pero si no hay enemigos, te ponés a discutir por la comida, el idioma, la religión.”
Y eso, segúnel relator, es lo que logra este conflicto.
Irán no perdió poder. Ganó.
Ahora puede:
- Imponer sanciones internas.
- Controlar a la prensa.
- Justificar represión.
- Hablar de emergencia nacional.
“¿Qué mejor excusa para apretar a tu pueblo que una amenaza externa?
‘Nos atacan’. ‘Nos quieren destruir’. ‘Resistan’.
Y mientras tanto, control total.”
Entonces, al igual que EE.UU. e Israel, Irán también sale fortalecido.
Y por eso —dice— todo esto le huele a teatro. Porque si los tres jugadores ganan…
“¿Dónde está la guerra?
No hay guerra. Hay un guión. Una puesta en escena. Y todos actúan su papel.”
8. ¿Y si todo es una obra de teatro?
“Te voy a decir lo que realmente pienso:
todo esto es teatro.
Es una obra montada. Una actuación. Una coreografía.
Y los de arriba ya se pusieron de acuerdo.”
Sí, según él, EE.UU., Israel e Irán están jugando una escena pactada.
No lo dice como metáfora. Lo dice literal:
“No sería tan loco pensar que los líderes se llamaron por teléfono y dijeron:
— Che, ¿cómo lo armamos?
— Bueno, vos tirás misiles a este lugar.
— OK, pero evacuá antes.
— Obvio. Nadie muere.
— Perfecto, así yo puedo responder sin parecer débil.”
El entrevistado cree que las cosas cuadran demasiado bien como para que sea espontáneo:
- Trump puede decir que destruyó instalaciones nucleares.
- Irán puede “responder” atacando una base vacía.
- Israel puede bombardear Gaza mientras todos miran para otro lado.
“Cada uno queda como el macho de la película.
Cada uno puede mostrarse fuerte ante su pueblo.
Y todo eso sin que nadie realmente pierda poder.”
Si esto fuera una guerra de verdad, dice, habría caos real:
- Ciudades destruidas.
- Miles de muertos.
- Radiación.
- Ruina económica.
Pero no. Lo que hay son imágenes espectaculares, explosiones filmadas de noche y daños mínimos.
“¿Viste las imágenes de los misiles? Luces en el cielo. ¿Pero qué destruyeron? ¿Dónde está el desastre?
Nada. Show para las cámaras. Como un puto videojuego.”
El patrón es claro, según él:
- Todos los países fortalecen su narrativa interna.
- Ninguno pierde nada serio.
- El conflicto parece armado, ensayado.
Y encima, cada paso viene con anticipación mediática:
“El medio ya sabía que iban a evacuar la base antes del ataque.
El medio ya sabía que no había aviones ahí.
¿Desde cuándo el gobierno avisa por televisión que va a dejar vacía una base militar antes de un ataque?
¿O somos todos pelotudos?”
En resumen:
“Esto no es una guerra.
Es una performance de alto nivel.
Y vos sos el público.
Te sentás, mirás, te indignás, opinás en Twitter…
Mientras ellos juegan su partida y nadie les toca un pelo.”
Y si eso es cierto, dice, el verdadero objetivo no es ganar una guerra, sino algo mucho más valioso:
mantener el poder, el control y que nadie joda al sistema.
9. Cómo detectar que es una guerra falsa
“¿Querés saber si una guerra es real o es teatro?
Es fácil: mirá si te quieren emocionar.
Mirá si te tiran la historia del soldado con tres hijos, el perro y la sonrisa blanca.”
El entrevistado pone un criterio muy claro:
cuando quieren que llores, es porque quieren manipularte.
Señal n.º 1: No hay muertos con nombre y apellido
“Si la guerra es real, te muestran las caras.
Te muestran al teniente condecorado que murió por vos.
A la mina que dejó huérfanos.
Al perro que lo espera en la puerta.”
Pero en este caso, dice, no hay nada de eso:
- Nadie murió en la base.
- No hay fotos.
- No hay velorios.
- No hay homenajes.
“Eso es clave. Porque si nadie muere, no pueden venderte una guerra emocional.
Y si no te la pueden vender emocional, no la necesitan de verdad.”
Señal n.º 2: Los ataques son “precisos” pero no hacen daño
“¿Vos sabés lo difícil que es tirar 50 misiles a una ciudad y no matar a nadie?
Si yo te doy un ladrillo y te digo que lo tires a un festival, seguro le das a alguien.”
Y sin embargo, eso pasó:
- 50 misiles.
- 3 muertos (según reportes).
- Daños menores.
“No hay cadáveres. No hay caos. No hay llanto.
Entonces, ¿qué carajo fue eso? Un show de luces.”
Señal n.º 3: Los objetivos estaban vacíos
“Estados Unidos evacuó la base ANTES del ataque.
¿Cómo sabían?
¿Son psíquicos?
¿O les avisaron?”
Y lo mismo con Irán:
“Evacuaron su supuesto centro nuclear antes de que lo bombardeen.
¿Dónde pusieron el material? ¿Al lado del carrito de kebab?
Dale. Es todo mentira.”
Señal n.º 4: No hay consecuencias nucleares
“¿No era una planta nuclear?
¿Dónde está la radiación?
¿Dónde están los trajes de protección?
¿Dónde están los bomberos con mangueras desinfectando?”
Nada. Silencio. Una planta “nuclear” bombardeada y… todo limpio.
“¿Viste cuando explota una fábrica de fuegos artificiales? Bueno, esto debería ser 1000 veces peor.
Pero en vez de eso, ves un video satelital con un poco de polvo.
Bullshit.”
Señal n.º 5: No hay histeria en los medios
“Cuando quieren una guerra real, te empujan con todo.
Noticias 24/7.
Fotos desgarradoras.
Testimonios.
Actores llorando en TikTok.”
Pero acá, no pasa eso.
“Si el gobierno no está usando la tele para hacerte llorar,
entonces no necesita una guerra real.
Solo necesita que vos pienses que la guerra existe.”
Conclusión: el teatro no necesita muertos
“Para manipularte no hace falta sangre. Hace falta narrativa.
Ellos quedan como los fuertes. Vos como el espectador.
Y mientras tanto, ganan tiempo, poder, guita y control.”
Así lo dice. La guerra es falsa porque no deja huella real. Solo sirve para mantener al pueblo asustado, ocupado, dividido.
“Y vos, mientras tanto, scrolleás en Twitter, opinás, te indignás…
Y seguís siendo pobre.
Como ellos quieren.”
10. La lógica de los “falsos ataques” y evacuaciones “coordinadas”
“¿Sabés lo que más me hizo ruido?
Que todos sabían todo antes de que pase.
Los medios, los gobiernos… todos estaban listos.
¿Qué clase de guerra es esa?”
Acá empieza a describir una serie de hechos que, para él, no tienen lógica si esto fuera un conflicto real, pero sí si fuera una obra pactada.
1. El ataque de Irán a una base vacía
“Estados Unidos evacuó la base antes del bombardeo iraní.
Sacaron los aviones, sacaron el personal…
¡Y la prensa lo sabía!”
Y se pregunta:
“¿Desde cuándo el Pentágono le avisa a CNN que va a evacuar una base porque Irán la va a atacar?
Es ridículo.
A menos que... estuvieran todos de acuerdo.”
2. El “bombardeo” a la planta nuclear iraní
“Irán también ‘evacuó’ su planta nuclear antes de que EE.UU. la bombardee.
¿Y dónde pusieron el material nuclear? ¿En un galpón en el mercado?
¿Al lado de los alfajores y el shawarma?”
Según él, eso no tiene sentido.
Una instalación nuclear no se evacua así nomás. No escondés uranio enriquecido abajo de una lona. Y si lo hiciste, EE.UU. tendría que haberlo detectado con satélites, drones, todo.
“Si Estados Unidos realmente quería destruir su capacidad nuclear,
¿no se darían cuenta de que lo habían vaciado antes?”
3. Acuerdo tácito entre enemigos
“Esto parece lo mismo que pasó en 2020, cuando Irán avisó a Irak que iba a tirar misiles a una base yanqui.
Y no murió nadie.”
El entrevistado sugiere que hay un patrón:
- Ataques con aviso previo.
- Objetivos vacíos.
- Respuestas simbólicas.
- Todos quedan bien frente a su público.
- Nadie importante pierde nada.
“Esto no es guerra.
Esto es protocolo.
‘Te pego, me pegás, todos aplauden, nadie muere’.”
4. Satélites, precisión y teatro
“Los yanquis tienen satélites que te leen la patente del auto desde el espacio.
Te pueden ver la pija mientras meás.
Pero no se dieron cuenta que estaban vaciando una planta nuclear.”
Otra vez, sarcasmo + lógica:
“¿Me estás diciendo que no detectaron los camiones entrando y saliendo con material nuclear?
¿De verdad?
Entonces no es que no lo vieron.
Es que ya lo sabían.”
5. Cero efectos colaterales
“Bombardeás una instalación nuclear y no hay radiación.
No hay humo.
No hay trajes de protección.
No hay nada.”
Y remata:
“Si explotás una fábrica de fuegos artificiales en China, vuelan diez cuadras a la mierda.
Pero una planta nuclear en Irán no deja ni un rayón.
¿No te parece raro?”
Conclusión: un guión pactado al detalle
“Todo esto es una escena coreografiada.
Una serie de Netflix pero con gobiernos reales.
Todos los actores tienen su papel.
Y todos saben cómo va a terminar.”
Y cierra con su lógica fundamental:
“Si nadie importante muere,
si todo está perfectamente sincronizado,
si todos ganan influencia local…
entonces es una obra. No una guerra.”
11. La estructura del poder global: show, medios y manipulación
“La guerra es show.
Y los medios son el escenario.
No informan.
Actúan. Son la rama de propaganda del poder.”
El entrevistado arranca desarmando la idea de que los medios son neutrales o veraces. Para él, son una herramienta del Estado profundo, un brazo más del sistema para fabricar consenso y distraerte.
1. El gobierno real no es el presidente
“Cuando digo ‘el gobierno’, no hablo de Biden, ni de Trump.
Hablo de lo que está antes, durante y después de cualquier presidente.
Los servicios de inteligencia.
Los que no cambian cada cuatro años.”
Para él, la idea de democracia es una fachada.
Dice que si un país realmente cambiara de ideología y estructuras cada vez que cambia el presidente, no funcionaría nada:
- No habría inversión.
- No habría planificación a largo plazo.
- Sería inviable.
Entonces, lo que realmente pasa es esto:
“Cambia el 5% de la fachada. Cambia la marioneta.
Pero los que mandan siguen.
El guión sigue.”
2. Los medios no informan: te programan
“¿Por qué la prensa te cuenta que evacuaron una base antes de que la bombardeen?
Porque eso es parte del show.
No están contándote la verdad. Están creando una narrativa.”
Y esa narrativa no es casual. Está diseñada para lograr cosas concretas:
- Distraerte.
- Asustarte.
- Dividirte.
- Mantenerte ocupado y pobre.
“Te distraen con la guerra mientras te cagan con los impuestos.
Te muestran misiles en el cielo mientras tu sueldo vale cada vez menos.”
3. Emociones como arma de control
“Cuando el gobierno quiere guerra real, te hace llorar.
Te muestra al soldado muerto, a la viuda, al perro que lo espera.”
Pero si no lo hacen, si la prensa no apela al corazón, es porque no necesitan una guerra real.
“Si todo es técnico, frío, sin nombres ni caras…
entonces es todo un cuento para justificar algo más.”
4. El rol de la opinión pública: entretenimiento
“¿Vos creés que tu opinión importa?
No sos estratega. No tenés un botón nuclear.
Nadie en el poder te está leyendo.”
Te hacen creer que participás. Que opinás. Que tu tuit sobre Palestina o tu historia sobre Irán mueve algo.
Pero mientras tanto, los que manejan el circo siguen cobrando, gobernando, y riéndose de todos.
“Es todo entretenimiento para vos.
Mientras ellos deciden cómo cagarte.”
Conclusión: el mundo como escenario
“El mundo es un escenario.
Vos sos el público.
Ellos son los actores.
Y solo los ricos están detrás del telón.”
Y lo dice claro:
“Yo soy uno de los pocos que se sube al escenario y rompe la cuarta pared.
Te dice ‘che, esto no es real’.
Por eso me odian.
Porque te estoy mostrando que vivís en una obra montada.”
12. Las verdaderas razones: mantener el poder, el dinero y el orden
“¿Querés entender la verdad?
No se trata de religión.
No se trata de patria.
No se trata de derechos humanos.
Se trata de poder. Se trata de guita.
Y de que vos no jodas.”
El entrevistado corta con todas las narrativas idealistas o patrióticas. Para él, la estructura del mundo es simple:
ricos y pobres.
Gobernantes y gobernados.
Y todo lo que hacen —desde un misil hasta una ley nueva— es para conservar su lugar en la cima.
1. El objetivo de cualquier gobierno: controlar a su población
“Trump no quiere dominar el mundo.
Quiere dominar Estados Unidos.
El Ayatolá no quiere destruir América.
Quiere que los iraníes no se le rebelen.
Netanyahu no quiere salvar al mundo judío.
Quiere seguir gobernando sin que lo metan preso.”
Todo se reduce a esto:
¿Cómo mantengo a mi población en línea?
Y para eso, hacen falta enemigos, conflictos, enemigos externos, discursos, medidas de emergencia.
“Si vos lográs que tu gente te vea como su única defensa frente a una amenaza,
podés hacer lo que quieras.”
2. El verdadero patriotismo es para el oligopolio
“¿America First? No, papá. Oligarchy First.
Vos no estás primero.
Vos sos número. Sos descarte.”
El gobierno cuida al que tiene:
- Plata.
- Contactos.
- Posibilidades de irse si no le gusta algo.
“Si el rico se te enoja, se lleva su guita, su empresa, sus lobbistas…
y te voltea el gobierno desde adentro.”
Así que todo está pensado para que el rico siga feliz:
- Le suben el petróleo.
- Le venden armas.
- Le dan contratos.
Y vos... bueno, vos seguís rascando el fondo del tarro.
3. Las guerras sirven para justificar lo injustificable
“¿Querés meter mano en las redes sociales? Decís que hay una amenaza.
¿Querés subir los impuestos? Culpás a Irán.
¿Querés censurar protestas? Usás ‘seguridad nacional’.
Todo se justifica si hay miedo.”
Y el miedo no necesita ser real. Solo necesita ser creíble.
4. El equilibrio del sistema
“Todo este quilombo no busca cambiar el mundo.
Busca que todo siga como está.
Que los que tienen el poder, lo sigan teniendo.
Que los que son ricos, se sigan llenando.
Que los que mandan, no tengan que rendir cuentas.”
Y si para eso hay que volar una planta vacía o tirar 50 misiles de cartón, lo hacen.
Porque el fin no es ganar una guerra.
Es mantener el orden interno.
Conclusión: no es un nuevo mundo, es el mismo
“Esto no es un nuevo orden mundial.
Es el mismo de siempre.
Solo que ahora lo maquillan mejor.”
El entrevistado lo resume así:
“Todo lo que ves, todo lo que opinás, todo lo que te indigna,
no cambia nada.
Porque todo está hecho para que los que mandan sigan mandando.
Y vos sigas mirando desde afuera, mientras te distraen con luces, explosiones y discursos.”
13. Comparación con Ucrania y otras guerras reales
“¿Querés ver cómo es una guerra de verdad?
Mirá lo que pasa en Ucrania.
Eso sí es guerra.”
Acáel relator cambia el tono: no hay sarcasmo ni teatro. Lo que hay en Ucrania, según él, es sangre, barro, trincheras, pueblos arrasados, gente muerta todos los días.
“En Ucrania tenés destrucción real.
Tenés ciudades sin luz, sin agua, sin calefacción.
Tenés soldados que se matan cuerpo a cuerpo.
Eso no es una coreografía.
Eso es guerra.”
Y ahí marca la diferencia.
1. Rusia podría aplastar, pero no lo hace
“¿Vos pensás que Rusia no podría apagar Ucrania en 10 minutos?
Tirar unos ICBM, volar las centrales eléctricas, y dejar todo el país en la oscuridad.
Por supuesto que puede.”
Pero no lo hace. ¿Por qué?
“Porque no se trata de arrasar.
Se trata de mantener el conflicto en una zona gris.
Un conflicto que impida que Ucrania entre a la OTAN.
Que la deje estancada, sin rumbo.
Y mientras tanto, se prueban armas, se lava plata, y se prolonga el quilombo.”
2. El contraste con el “teatro” de Irán, EE.UU. e Israel
“¿Te parece que Israel, con toda su tecnología, su ‘Iron Dome’, va a dejar que le entren misiles así nomás?
¿Qué, apagaron el sistema? ¿Lo pusieron en modo avión?”
El entrevistado no se lo cree. Para él, si de verdad quisieran defenderse, lo harían.
Si de verdad quisieran matar al enemigo, ya lo habrían hecho.
Pero en cambio, lo que ve es un espectáculo con luces, explosiones fotogénicas y pocos muertos.
“En Ucrania no hay show. Hay barro, hay sangre, hay desesperación.
Acá hay cámaras, narrativa y efectos especiales.”
3. Las guerras reales no sirven para entretener
“Nadie en Ucrania se divierte.
Nadie dice ‘che, qué interesante esta guerra’.
Es muerte, trauma, ruina.”
En cambio, con este conflicto en Medio Oriente:
- Todos tienen una opinión.
- Todos hacen hilos en Twitter.
- Todos discuten como si fueran estrategas.
“Porque no te da miedo. Te entretiene.
Y si te entretiene, entonces no es guerra.
Es Netflix con cohetes.”
Conclusión: una guerra real te rompe, no te distrae
“La guerra de verdad te destruye la vida.
No te deja espacio para teorizar en redes.
No podés scrollear mientras te caen bombas en la cabeza.”
Y esa es, para él, la diferencia clave:
- En Ucrania mueren soldados, civiles, niños.
- En el conflicto EE.UU.–Israel–Irán mueren relatos. Y ganan políticos.
14. Reflexión final: salir del show, pensar en dinero y dejar de ser pobre
“¿Sabés cuál es la única pregunta real que deberías hacerte con todo esto?
¿Cómo puedo ganar guita con este quilombo?”
El entrevistado rompe el tono analítico y va directo al hueso.
Todo lo que explicó antes —el teatro, los misiles, los medios, las narrativas— no sirve de nada si no lo usás para mejorar tu vida.
“No tenés ejército.
No manejás armas nucleares.
No tenés un sillón en Naciones Unidas.
Entonces…
¿qué carajo hacés opinando como si fueras un estratega?”
1. El show te distrae de lo que importa
“Mientras vos te indignás, tu vida sigue igual de rota.
Tu cuenta bancaria sigue vacía.
Tu laburo te sigue cagando.
Tu mina te sigue faltando el respeto.
Pero vos opinás sobre Irán y Netanyahu.”
Y eso es lo que —según él— el sistema quiere:
- Que estés distraído.
- Que te emociones.
- Que discutas con desconocidos.
- Que no te ocupes de vos.
2. Los ricos se están forrando
“¿Pensás que los poderosos no sabían lo que iba a pasar con el petróleo?
¿Que no apostaron a favor o en contra y se hicieron millones?
¿Que no usan esta guerra para vender armas, mover guita, manipular mercados?”
Mientras vos mirás el show desde la platea, ellos están:
- Haciendo negocios.
- Protegiendo su poder.
- Aumentando su influencia.
“Y vos, como un gil, haciendo un hilo en X con 12 likes.”
3. La única guerra que importa es la tuya
“La única guerra real es la que tenés con tu vida de mierda.
Con tu pobreza.
Con tu mediocridad.
Con tu falta de poder.”
El entrevistado lo dice sin compasión:
el enemigo sos vos si seguís haciendo lo que el sistema quiere.
Si seguís mirando el espectáculo.
Si seguís opinando en vez de moverte.
4. El mensaje final: salí del circo y usalo a tu favor
“No se trata de izquierda o derecha.
No se trata de judíos o musulmanes.
Se trata de ricos y pobres.
Y vos no sos de los ricos.”
Entonces, la única respuesta lógica es:
“Cambiá de equipo.
Dejá de mirar y empezá a facturar.
Si van a hacer una obra, al menos cobrales entrada.”
Y cierra con su clásico estilo:
“Este es el show.
Vos podés ser parte del público…
o podés hacer guita con el quilombo.
Yo ya sé de qué lado estoy.”