Rory Sutherland, un experto en publicidad y vicepresidente de la agencia Ogilvy, dice que muchos problemas en el marketing se deben a errores que vienen de cómo la economía entiende (o no entiende) a las personas. Por otro lado, Javier Milei, el presidente de Argentina, defiende una visión económica distinta a la tradicional, basada en la llamada “escuela austríaca”. ¿Se contradicen estas dos formas de ver el mundo? ¿O pueden convivir?
Vamos a ver punto por punto.
¿Qué dice Rory Sutherland sobre la economía?
Sutherland critica que la economía parte de una idea muy simple: que las personas ya saben lo que quieren, que toman decisiones racionales y que siempre eligen lo más barato y rápido. Él dice que esto es un error.
Muchas veces no sabemos lo que queremos hasta que alguien nos lo muestra.
No siempre elegimos lo más barato: muchas veces pagamos más por algo que nos gusta más, aunque no sea “eficiente”.
Para Sutherland, el marketing no sólo vende productos: también puede crear demanda. Es decir, puede hacer que una persona quiera algo que ni sabía que existía.
Un ejemplo que da es el de los alimentos congelados: son sanos, baratos y prácticos, pero se ven como “comida de mala calidad” sólo porque son baratos. Según él, esto pasa porque la economía tradicional no entiende cómo funciona la mente humana.
¿Qué piensa Javier Milei de la economía?
Javier Milei defiende la economía austríaca. Esta corriente dice que el valor de las cosas no viene de sus costos o de reglas fijas, sino de lo que cada persona cree que valen.
Para Milei, el mercado es un lugar donde las personas intercambian lo que quieren libremente, sin que el Estado se meta. Él habla mucho de la libertad individual, del rol del emprendedor, y de cómo el mercado va encontrando soluciones solo.
Aunque no habla mucho de marketing, su idea de que el valor es subjetivo va en la misma dirección que lo que dice Sutherland: que el valor está en la mente de la gente, no en una fórmula matemática.
¿En qué se parecen y en qué se diferencian?
Se parecen en esto:
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Los dos rechazan la idea de que la gente siempre toma decisiones racionales.
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Ambos creen que el valor no es algo fijo, sino que depende de lo que las personas sienten, perciben o necesitan.
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Los dos piensan que los modelos económicos tradicionales están demasiado alejados de la vida real.
Se diferencian en esto:
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Milei no habla casi del marketing. Cree que el mercado se va acomodando solo gracias a la competencia y la innovación.
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Sutherland cree que el marketing tiene un rol activo y fundamental: puede cambiar la forma en que la gente ve un producto o una idea.
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Mientras Milei se enfoca más en lo económico y lo político, Sutherland se enfoca en lo psicológico y en cómo comunicar para influir en decisiones.
¿Entonces, se contradicen o se complementan?
No se contradicen. En realidad, se pueden complementar muy bien. Lo que dice Sutherland podría enriquecer las ideas de Milei. Si la economía austríaca ya reconoce que el valor es subjetivo, el marketing puede mostrar cómo se construyen esas percepciones en la mente de las personas. En ese sentido, el marketing no es lo opuesto a la economía de Milei, sino una herramienta que la puede potenciar.
Al final Rory Sutherland y Javier Milei miran el mercado desde lugares distintos, pero tienen puntos en común.
Uno se enfoca en cómo pensamos y sentimos. El otro, en cómo funciona el mercado libre.
Juntos, podrían ayudarnos a entender mejor por qué compramos lo que compramos, y cómo se pueden generar nuevas oportunidades, no solo con productos buenos, sino también con buenas ideas.