Mirá, hoy en día todos quieren ser creadores de contenido. TikTok, YouTube, Instagram, ¿quién no sueña con tener un video que explote y llegue a millones? Pero la verdad es que hacer un video viral no es una simple cuestión de suerte, sino de meterle cabeza, planificación y mucha paciencia. Si te pensás que con poner a tu perro bailando ya vas a romperla, bueno… te aviso que te vas a llevar una pequeña decepción. Pero si te tirás a hacer las cosas en serio, respetando algunos pasos claves, ahí sí podrías estar ante un futuro viral. Y eso es lo que voy a contarte hoy: cómo hacer un video que no solo sea bueno, sino que tenga chances de volverse viral. Vamo’ a ello.

Fase 1: Preproducción: Tener una idea que haga clic

“La idea es lo primero, como en todo.” – Eso seguro lo escuchaste mil veces, pero la clave está en que no basta con tener cualquier idea, tenés que pensar en algo que atraiga, algo que enganche. Nada de hacer un video por hacer. Las ideas virales son las que despiertan emociones: humor, sorpresa, nostalgia o, incluso, indignación. En este mundo tan saturado de contenido, si no captás la atención en los primeros segundos, no tenés nada. La clave está en la sorpresa: si lográs sorprender, ya tenés medio camino ganado.

Aparte, si vas a grabar una voz en off, no te pongas con cualquier cosa. Hay que tener un guion que no solo sea claro, sino que se sienta genuino. ¿Cuántos videos has visto que empiezan con un “Hola, soy [nombre], y hoy te voy a contar…”? Pff, lo mismo de siempre. Dale un toque personal, hacé que la gente se enganche, como si fueras un amigo hablando. Porque si algo te va a hacer viral, es esa conexión real que se genera con el espectador. En pocas palabras: no seas un robot.


Fase 2: Recopilación de material: A-Roll y B-Roll

Ahí ya estás con la idea en la cabeza, ahora hay que ir a lo práctico. No te mandes con cualquier cosa. Para que un video quede piola, tiene que estar bien armado, con un equilibrio entre A-Roll y B-Roll.

¿Qué es A-Roll?

El A-Roll es el material en el que vos (o quien esté hablando) está en pantalla, contándote algo, explicando algo, o simplemente hablando a la cámara. Este es el “corazón” de tu video, el que establece la conexión con el público. Ojo con esto: si vas a grabar a alguien hablando, que lo haga de manera natural. A nadie le interesa ver a un tipo con cara de lápiz diciendo un guion frío y sin gracia. ¡No sean tan robots, por favor!

¿Y el B-Roll?

El B-Roll son los clips adicionales, esos que acompañan la voz en off. Para este tipo de material, es siempre mejor tener de más que de menos, porque después, cuando vayas a editar, vas a querer meter más cosas que queden bien con lo que estás diciendo. Puede ser stock, grabaciones propias o lo que encuentres, pero acordate que menos no es más, especialmente cuando se trata de videos virales. Si querés impresionar, hay que llenar ese espacio de imágenes que mantengan el ritmo y enganchen a la gente.


Fase 3: Edición: La magia de los cortes y los efectos

El famoso ritmo. Si un video no tiene ritmo, se te muere a los 10 segundos. Cortes rápidos y bien pensados son la clave para que la gente no se aburra. No se trata de hacer cortes sin sentido solo por hacerlos, hay que tener un ritmo narrativo. ¿Y cómo lo hacés? ¡Con edición, papá!

La introducción: La primera impresión lo es todo

En la edición, la introducción es crucial. Si no enganchás al espectador en los primeros 10 segundos, ¡chau! Directamente se va. Entonces, lo que tenés que hacer es algo tipo “¡Bam!” en la cara del espectador. Algo que lo sorprenda, que lo haga pensar “Che, quiero saber qué va a pasar”. No te claves en una intro larga, hacé algo breve pero efectivo, y directamente pasá a lo siguiente.

Subtítulos y transiciones: lo que hace la diferencia

Los subtítulos no solo sirven para quienes no pueden escuchar, sino que también ayudan a la gente a retener más la información. Usalos como una herramienta para enfatizar puntos clave, crear tensión o hasta hacer reír (si estás haciendo un video de humor). No te quedes solo con lo básico, ¡jugá con los efectos!

Las transiciones y los efectos de movimiento son un buen recurso, pero no te vuelvas loco. Si todo el video está lleno de transiciones raras y efectos por todos lados, el espectador se va a cansar. Usalos con moderación, pero cuando los necesites, metelos de manera que no rompan la fluidez del video.


Fase 4: Sonido y música: el toque final

Acá está el toque que diferencia a un video profesional de uno amateur. No, no me refiero a tener un micrófono de 10.000 dólares, pero el sonido es crucial. Los efectos de sonido ayudan a que el video se sienta dinámico, más atractivo y menos plano. Si usás música, elegí algo que esté en la onda de lo que estás mostrando, que no tape la voz en off, pero que acompañe de manera que el ritmo del video siga fluyendo.

Además, si elegís música, cuidate de no usar cosas con derechos de autor porque te pueden bloquear el video. Hay opciones libres o de pago que te dan todo tipo de canciones para que no te rompan las pelotas con eso.


Fase 5: Pulido final: El toque maestro

Y cuando todo esté listo, antes de dar el play para subirlo, revisalo. No te confíes en tu memoria ni en lo que “creés” que está bien. Un ojo extra nunca está de más, y siempre hay algo que podés mejorar. Una vez que sientas que todo fluye perfecto, ya podés exportar y publicar. ¿Ahora qué? Bueno, a esperar que explote, jajaja.


Lo viral es una mezcla de arte y estrategia

En resumen, producir un video viral no tiene ningún secreto mágico, pero sí una receta. La clave está en la idea fresca, el buen ritmo, la edición precisa y un toque de creatividad que te haga destacar. Si seguís todos estos pasos, vas a estar mucho más cerca de pegarla. Pero no te olvides de que nada en internet es seguro, la viralidad tiene mucho que ver con el timing, el contexto y un poco de suerte.

Así que no te desesperes si tu video no arrasa de inmediato. Probá, editá y mejorá, ¡que las joyas siempre tardan un poco más en brillar!