Deckard Cain, el anciano que todos rescatamos en Diablo II solo para arrepentirnos después, es el supuesto sabio del universo de Sanctuary. Este vejestorio parlanchín, con su voz de abuelo quejumbroso, se pasa el juego soltando "sabiduría" que nadie pidió. Vamos a desentrañar su triste existencia con la amargura que merece.
Acto I: El Prisionero Estelar
Imaginate esto: el mundo se va a la mierda, demonios everywhere, y ¿dónde está Cain? En una jaula, colgado como un jamón en Tristram. ¡Bravo, genio! El gran sabio de los Horadrim, capturado por demonios pedorros. Lo rescatas, y en lugar de pelear o al menos correr, se teletransporta al campamento de las Rogue. ¿Gracias? Ni una. Solo balbucea sobre los Prime Evils como si fueras su terapeuta. Quédate en tu jaula la próxima vez, viejo choto.
Acto II: El Bibliotecario del Desierto
En Lut Gholein, Cain sigue siendo una carga. Se instala en el mercado como si fuera el dueño, Chamuyando sobre tomos antiguos mientras te juegas la vida en cloacas hasta las manos de bichos. Hace algo el viejo? No, claro que no. Su gran aporte es identificar objetos por unas monedas, encima te cobra el culiado, un ladri. Como si no supieras que ese anillo es basura sin su lupa de anciano. Y encima, su "consejo" sobre el Tal Rasha’s Tomb es básicamente: “No te mueras”. Gracias, maestro.
Acto III: El Turista en la Jungla
Kurast es un pantano lleno de fetidez y demonios, pero Cain está feliz en su esquina, pontificando sobre Mephisto como si estuviera en un club de lectura. Mientras uno corta cabezas y esquivas trampas, él se dedica a “estudiar” el caos desde la distancia. Alguna vez levantó un dedo el viejo? No. Solo te cobra por identificar tu botín y te da charlas que parecen sacadas de un flyer de autoayuda demoníaca. Inútil hasta la médula.
Acto IV: El Filósofo del Infierno
En la Fortaleza del Pandemonium, donde el aire quema y los ángeles son tan amigables como un cactus, Cain sigue en su zona de confort. Mientras enfrentás a Diablo, él se queda atrás, murmurando sobre el destino de Sanctuary. ¿Solución práctica? Cero. Solo más bla bla sobre los Horadrim y su glorioso pasado. Viejo, nadie te pidió una Keynote. Hace algo útil la recalcada concha horadrica de tu hermana.
Acto V: La Jubilación Forzosa
En Lord of Destruction, Cain sigue siendo el mismo lastre. Harrogath está bajo asedio, pero él está tranquilo, identificando objetos como si fuera un vendedor de mercado. Baal se ríe en su cara, y Cain no tiene ni un plan B. Su única función es hacerte gastar oro mientras te suelta profecías que no sirven para nada. Al final, cuando salvas el mundo (sin su ayuda, obvio), él se lleva el crédito como “guía espiritual”. Un garca.
Deckard Cain es la prueba de que la edad no siempre trae sabiduría. Es un parásito narrativo, un anciano que sobrevive porque vos haces el trabajo sucio. La próxima vez que juegues Diablo II, déjalo en su jaula por viejo trolo.
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