¡Acá tenés el mismo artículo, pero ahora con lo más relevante en negrita para que salte a la vista lo importante sin perder el tono personal y relajado!


Hace poco desempolvé mi vieja Canon Rebel T3i y me cayó la ficha de lo bien que envejece este bichito. Lo primero que noté fue el sensor APS‑C de 18 megapíxeles: sigue sacando fotos con detalle suficiente para impresiones tamaño poster, sin retorcernos demasiado en el Photoshop.

El corazón de la cámara es el procesador DIGIC 4, que hace magia con el ruido cuando subís el ISO y te deja tomar fotos en interiores oscuros sin que parezcan un cuadro impresionista. Hablando de ISO, podés disparar de 100 hasta 6.400 de forma nativa, y estirarlo a 12.800 si te pinta arriesgarte con algo de grano artístico.

Una de mis partes favoritas es la pantalla abatible de 3 pulgadas: girala para selfies, para tomas en picado o simplemente para protegerla cuando la guardás en la mochila. Eso sí, no es táctil: vas a navegar con los botones de toda la vida.

En video, filma en Full HD 1080p a 29.97, 25 o 23.976 fps, y hasta en 720p a 59.94 fps si querés algo más fluido. El micro interno mete su ruido de vez en cuando, pero al menos podés enchufar un micrófono externo y olvidarte del “psss” de fondo.

¿Y el autofocus? Son nueve puntos de enfoque que no son lo último del mercado, pero funcionan bien para seguir sujetos tranquilos y te dejan ensayar esa técnica de “disparo en ráfaga” a 3.7 fps sin volverte loco.

La montura EF-S te abre la puerta a un universo de lentes: desde el kit 18‑55 mm estabilizado (ideal para arrancar) hasta ese tele que te prestó tu viejo y nunca devolviste. En mi caso, combiné la T3i con un 50 mm fijo y sentí que volvía a descubrir la magia de los retratos.

Para principiantes, trae un “Feature Guide” en pantalla que explica para qué sirve cada ajuste. Es como tener un profe de fotografía dentro de la cámara, sin el tono pedante de los YouTubers.

La batería no es eterna, pero aguanta unas 400 tomas antes de pedir carga, suficiente para una salida de medio día (llevate un repuesto si planeás maratonear sesiones).

En un foro vi a alguien decir que la T3i “es perfecta para aprender manual porque te obliga a entender apertura y velocidad” y no le falta razón: tenés modos AV y TV que te enseñan por olfato cómo cambia la foto cuando movés un solo dial.

Al final, la Canon Rebel T3i no gana premios de “mejor cámara de 2025”, pero si buscás calidad, flexibilidad y un control real de la imagen por un precio que hoy ronda los USD 250 en segunda mano, sigue siendo una compañera ideal para proyectos personales, videos de viaje o ese blog de fotos que tanto querés empezar.

En mi caso, la desempolvé, le puse una correa nueva y volví a enamorarme de la fotografía sin poner un ojo en megapixeles o estadísticas. Solo yo, mi Rebel T3i y ganas de capturar algo lindo. ¿Te animás a darle una oportunidad?

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