¿Por qué te ponés todo boludo cuando estás enamorado? ¿O por qué te sentís al palo después de hacer ejercicio? vamos a meternos de lleno en la cocina química de nuestro cerebro para descubrir qué pasa con esas sustancias que nos hacen sentir de todo.

Arrancamos con la feniletilamina, o PEA para los amigos. Es como el Red Bull natural de nuestro cerebro. Imaginate que estás en una fiesta medio aburrida/o y de repente entra el pibe o la mina que te gusta. Tu cerebro se llena de PEA y es como si te hubieran enchufado a 220. Te sentís más despierto, más alerta, y con ganas de comerte el mundo (o a esa persona, je).

La PEA es la responsable de ese subidón que sentís cuando te enamorás. Es como si tu cerebro dijera "¡Che, prestá atención la persona que tenes en frente es importante!". Y no solo eso, sino que también hace que tu cuerpo libere otras sustancias como la dopamina y la serotonina. Es como un efecto dominó de felicidad en tu cabeza.

Pero ojo, que no todo es color de rosa. La PEA también puede ser la culpable de que te sientas como el orto cuando te cortan el rostro. Es como pasar de estar volando por las nubes a caerte de culo contra el pavimento. Tenelo en cuenta.

Dopamina: La Reina del Mambo Cerebral

Ahora vamos con la dopamina, que es como la estrella de rock de los neurotransmisores. Esta está en todos lados y hace de todo. Es como la amiga que siempre está para todo: te da energía, te motiva, te hace sentir bien... etc.

La dopamina es la que te hace sentir bien cuando lográs algo. ¿Cuando jugas algo y logras la victoria frente a tu amigo? Bueno, esa sensación de "¡Soy el Master of the univers!" es gracias a la dopamina. También es la responsable de que te enganches con los jueguitos del celu o que no puedas parar de scrollear en Instagram. Es como un dealer interno que te da dosis de placer cada vez que hacés algo que te gusta.

Hay que tener cuidado, la dopamina tiene su lado oscuro. Es la culpable de que te enganches con cosas no tan buenas, como fumar o tomar de más. Como el que tenes al lado y siempre te dice "dale, una más y nos vamos" y terminás volviendo a tu casa a las 7 de la mañana con más resaca que dignidad.

Oxitocina: La Hormona de los Abrazos y los Mimos

Pasemos ahora a la oxitocina, que es como el osito de peluche de las hormonas. Esta es la responsable de que te sientas re bien cuando abrazás a alguien o cuando te dan mimos. Es como un spa cerebral que te relaja y te hace sentir querido.

La oxitocina es la estrella del show en momentos como el parto o la lactancia. Es la que hace que una madre se conecte con su bebé y quiera protegerlo a toda costa. También es la que hace que te sientas re unido a tu pareja después de tener sexo. Es como el pegamento emocional que nos mantiene unidos a los demás.

El lado B de la oxitocina. También puede ser la culpable de que te cueste un huevo cortar una relación tóxica. Es como si tu cerebro dijera "pero che, ¿y los abrazos? ¿y los mimos?". La próxima vez que no puedas dejar ir a ese ex que te hace mal, ya sabes por donde viene la mano.

Serotonina: La Diva del Buen Humor

Ahora le toca el turno a la serotonina, que es como el antidepresivo natural de nuestro cuerpo. Esta mina es la responsable de que te sientas bien con vos mismo y con la vida en general. Es como tener un coach motivacional 24/7 en tu cabeza.

La serotonina es la que te hace sentir satisfecho después de comer (por eso es tan difícil parar de morfar cuando estás depre). También es la que te ayuda a dormir bien y a regular tu apetito. Es como la mamá de tu cerebro que te dice "andá a dormir" o "comé las verduras".

Ahora si te baja la serotonina, es como si tu cerebro se pusiera en modo emo y todo te pareciera una mierda. Por eso es tan importante hacer cosas que aumenten tu serotonina, como hacer ejercicio, tomar sol o comer chocolate (¡sí, el chocolate es medicina!).

Endorfinas: Las Rockstars del Bienestar

Y para cerrar con broche de oro, tenemos a las endorfinas, que son como la banda de rock interna de tu cuerpo. Estas locas se liberan cuando hacés ejercicio, cuando te reís o cuando comés algo rico. Son las responsables de esa sensación de "¡la vida es hermosa!" que te agarra a veces.

Las endorfinas son tan buenas que hasta pueden bloquear el dolor. Por eso es que a veces los deportistas pueden seguir compitiendo aunque estén lastimados. Es como si tu cuerpo dijera "tranqui, yo me encargo del dolor, vos seguí la joda".

Ahora si te pasas de rosca. Son las culpables de que te enganches con cosas como el ejercicio extremo o los deportes de riesgo. Es como si tu cerebro fuera un adicto a la adrenalina que siempre quiere más y más.

Conclusión: Somos un Cóctel Químico Ambulante

Nuestro cerebro es como un DJ que va mezclando estas sustancias para crear el mood perfecto para cada situación.

Si querés sentirte mejor, ya sabés qué hacer: abrazá a alguien, hacé ejercicio, comé chocolate o simplemente reíte un rato. Tu cerebro te lo va a agradecer.

Y recordá: la química cerebral es importante, pero vos sos mucho más que un montón de sustancias dando vueltas por tu cabeza. Así que no te cuelgues tanto con esto y salí a vivir la vida.